No hay una edad predefinida para someterse a la primera depilación, depende del vello de cada individuo y de su propia personalidad.
Una opción es empezar utilizando algún tipo de crema decolorante antes de empezar directamente con la depilación.
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Cuchilla: Es uno de los métodos más sencillos y rápidos, aunque es rápido en todos los sentidos ya que, si bien se tarda un par de minutos en depilarse, también tarda un par de días en reaparecer el vello. Recuerda hacerlo con tranquilidad para evitar cortes.
Crema: Se trata de un proceso químico que debilita el vello y consigue cortarlo. Hay que seguir las instrucciones con mucha atención y probarlas en una zona para comprobar que no hay reacciones adversas de la piel.
Cera: Este método arranca el vello de raíz a contrapelo y es ligeramente doloroso. Consigues resultados más eficaces y duraderos que los anteriores.
Pinzas: Se pueden utilizar para áreas pequeñas de piel ya que en este caso se trata de arrancar el vello uno a uno. Es algo doloroso aunque muy accesible y asequible. Sólo recordar que para dar forma, por ejemplo, a las cejas requiere de la experiencia y saber hacer de un profesional ya que a cada rostro le favorece un estilo u otro.
Maquinilla eléctrica: Las maquinillas eléctricas requieren de una desembolso inicial. La maquinilla depila arrancando el vello en frío y resulta doloroso para algunas mujeres.
Depilación definitiva: Su ventaja principal es la duración indefinida, la ausencia de dolor y la eliminación de los problemas de vellos enquistados. Es el sistema más rentable a medio y largo plazo.
Estos métodos son válidos tanto para hombres como para mujeres.
Los profesionales siempre recomendamos tener un buen mantenimiento de la piel antes y después de la depilación: una buena hidratación y una exfoliación periódica en días separados de la depilación para no causar lesiones y para evitar que el vello se encarne o se puedan producir infecciones de los poros.
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